Sobre física moderna y la naturaleza angélica

Cuando hablamos de los avances de la física moderna tenemos que mencionar teorías como la de la relatividad de Albert Eistein o la física cuántica que se adentran en un conocimiento mas profundo del medio que nos rodea. Algunas de estas teorías nos adentran en una interpretación del mundo invisible que hasta ahora no era posible.

La teoría de la relatividad nos equipara dos realidades que nunca antes se habían juntado como es la materia y la energía. La materia se puede convertir en energía y la energía en materia.

Cuando hemos hablado de la creación de los ángeles en el primer día de la creación la energía que emanó del big bang se convirtió en materia y luz. Esta materia se disperso a la velocidad de la luz con lo que la materia que no puede avanzar mas rápido que la luz hace que se contraiga el espacio y se dilate el tiempo. A la velocidad de la luz esa cita bíblica de que mil años es como un día y un día como mil años empieza a tener un sentido físico, real.

Un resultado significativo de la mecánica cuántica es la dualidad onda-corpúsculo desarrollada por De Boglie, en la que nos dice que la materia, según en el fenómeno en el que intervenga, puede comportarse como una partícula o puede hacerlo como una onda. En otra de las entradas del blog aludimos a como la materia queda ordenada por el campo (las ondas) y como la definición de campo y de espíritu los iguala. Es decir según esta teoría un ángel puede comportarse como un espíritu (onda) o como corpúsculo (cuerpo) con lo cual resolvemos un montón de dudas que planteamos al tomismo sobre la naturaleza angélica que solo la considera como espíritu puro, pero la realidad es otra pues ese espíritu puede organizarse en un cuerpo físico o en campo energético (onda) en función del fenómeno en el que intervenga.

Otra consecuencia de esta dualidad de la materia (onda corpúsculo) que se ha comprobado experimentalmente, es que la materia no está confinada a un solo sitio, sino que puede estar en varios lugares al mismo tiempo. Esto también atenta contra los postulados de Santo Tomas fundamentados en una física tradicional, pero que da respuesta a ciertas realidades espirituales como la bilocación.

Otras propiedades que nos aporta la física moderna es que la materia no es impenetrable y no es indivisible. Esto hace posible el denominado efecto túnel que permite a la materia pasar a través de un obstáculo atravesándolo. Esto lo describe el evangelio cuando Jesús resucitado con su cuerpo glorioso atravesaba las paredes.

La física moderna también nos dice que la materia puede existir fuera del espacio tiempo, puede existir sin estar en ningún sitio, lo que da comprensión a la existencia de un maravilloso mundo invisible fuera de nuestra realidad palpable.

Podéis encontrar mas información sobre este tema en el libro: Materia y Resurrección de Luis Solano de la Editorial Bendita María.

 

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