¿Quién es el Anticristo?

Catecismo de la Iglesia Catolica

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (Cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (Cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el «Misterio de iniquidad» bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudomesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (Cf. 2 Te 2, 4-12; 1 Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (Cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, «intrínsecamente perverso» (Cf. Pío XI, «Divini Redemptoris» que condena el «falso misticismo» de esta «falsificación de la redención de los humildes»; GS 20-21).

Biblia de Jerusalén

2 Tesalonicenses 2, 1-17

Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que = se eleva sobre todo = lo que lleva el nombre de = Dios = o es objeto de culto, hasta el extremo de = sentarse = él mismo en el Santuario de = Dios = y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor = destruirá con el soplo de su boca, = y aniquilará con la Manifestación de su Venida. La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad. Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. Para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta. Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

1 Juan 2, 18-29

Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna mentira viene de la verdad. ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre, y esta es la promesa que él mismo os hizo: la vida eterna. Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas – y es verdadera y no mentirosa – según os enseñó, permaneced el él. Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida. Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

1 Juan 4, 1-7

Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ese es el del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo. Vosotros, hijos míos, sois de Dios y los habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

2 juan 1, 7-11

Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el Seductor y el Anticristo. Cuidad de vosotros, para que no perdáis el fruto de nuestro trabajo, sino que recibáis abundante recompensa. Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario de sus malas obras.

Vocabulario Bíblico publicado bajo la dirección de Xavier Leon-Dufour (1912-2007)

El término de anticristo (literalmente: «contra Cristo») figura exclusivamente en 1Jn 2,18.22 4,3 2Jn 1,7. Pero la misma realidad, o una realidad análoga, se enfoca en diferentes pasajes apocalípticos del NT: Mc 13,14 p 2Tes 2,3-12 Ap 13,4-18. Y como se encuadra en un marco dualista, atestiguado por el AT, allí es donde hay que observar su primera revelación, imperfecta, pero ya sugestiva.

AT

Ya en el AT se ve a la acción de Dios en la tierra enfrentarse con fuerzas adversas que revisten, según los contextos, carices bastante diversos.

1. El simbolismo religioso del antigno Oriente proporcionó a la revelación una representación poética de la creación, en forma de un combate entre Dios creador y las fuerzas del caos, en el que bestias monstruosas personificaban el poder indomable del mar Is 51,9s Sal 74,13s 89,10ss. El mismo símbolo, purificado de sus resabios mitológicos, sirve para evocar los «últimos tiempos» en los rasgos de un combate de Yahveh contra la serpiente Is 27,1. Se le halla también probablemente en el trasfondo del drama original; en efecto, en el Génesis el adversario del designio de Dios tiene el semblante de la serpiente Gen 3. Así, disimulada por las imágenes, se perfila la figura de Satán en los dos extremos del designio de salvación; es el adversario de Dios por excelencia.

2. Sin embargo, en el marco de la historia, Satán actúa en el mundo por intermedio de los poderes humanos. Los enemigos del pueblo de Dios son adversarios de Dios mismo cuando se oponen a su designio providencial. Asi Egipto en el momento del éxodo; así también los potentados de Asar y de Babilonia, opresores de Israel y adoradores de falsos dioses, cuyo dominio espiritual tratan de extender por la tierra; así finalmente todos los reyes paganos, cuya sacrílega inmoderación los inclina a igualarse con Dios Ez 28,2ss Is 14,13. La historia comporta, pues, un enfrentamiento continuo entre Yahveh y estas fuerzas históricas hasta que tenga lugar el enfrentamiento final, en que «Gog, rey de Magog», quedará destruido para siempre Ez 38-39; después de lo cua! vendrá la salvación escatológica.

3. La acción de Antíoco Epifanes, enemigo de Israel al mismo tiempo que perseguidor de los verdaderos adoradores de Dios, permite al libro de Daniel efectuar la síntesis entre las dos representaciones precedentes. Es el impío que pretende ocupar el lugar de Dios Dan 11,36 y que instala en el lugar santo la abominación de la desolación 9,27. Es también el undécimo cuerno que nace a la bestia de rostro satánico 7,8. Así su juicio y su destrucción son un preludio del establecimiento del reino de Dios 7,11-27 11,40-12,2.

NT

Tal es la perspectiva escatológica en que se inserta la doctrina del NT. Pero desde ahora la manifestación final de Dios no es ya un hecho totalmente futuro: aquí en la tierra es inaugurada en la persona de Jesús. El anti-Dios del AT va, pues, a convertirse en el anticristo.

1. Ya en el Apocalipsis sinóptico, la «gran calamidad» anunciada por Jesús como preludio de la venida gloriosa del Hijo del hombre, comporta la aparición de «falsos cristos», cuya seducción induce a los hombres a la apostasía Mc 13,5s.21s Mt 24,11 p, y tiene por signo «la abominación de la desolación» instalada en el lugar santo Mc 13,14 p.

2. En 2Tes 2,3-12, el adversario de los últimos tiempos, el ser perdido, el impío, adopta el cariz de un verdadero anti-Dios, análogo a los del AT Dan 2,4; pero es también un anticristo que imita los rasgos del Señor, con su parusía, su hora, fijada por Dios, su poder sobrenatural que opera prodigios engañosos para la perdición de los hombres 2,8-10. Asi realizará él aquí la obra de Satán 2,9. Ahora bien, el misterio de la impiedad, del que será el artífice por excelencia, está ya en acción 2,7; por eso hay tantos hombres que se extravían y se adhieren a la mentira en lugar de creer en la verdad 2,11s. Si el impío no se manifiesta todavía en persona, es porque algo, o alguien lo «retiene» 2,7, alusión enigmática, de la que Pablo no dio explicación. En todo caso, la revelación del impío precederá a la parusía de Jesús, que lo aniquilará con la manifestación de su venida 2,8 1,7-10.

3. El Apocalipsis evoca una perspectiva escatológica semejante, sirviéndose del símbolo de dos bestias monstruosas. La primera es un poder político: blasfema contra Dios, se hace adorar y persigue a los verdaderos creyentes Ap 13,1-10. La segunda es una realidad religiosa: remeda al cordero (es decir, a Cristo), opera prodigios engañosos y seduce a los hombres para hacer que adoren a la primera bestia 13,11-18. Así se opera aquí la obra de Satán, el dragón antiguo, que ha transmitido sus poderes a la primera bestia 13,2. Evocación simbólica grandiosa que, aun refiriéndose a los «últimos tiempos», no por eso deja de referirse con palabras veladas a la situación presente en que se debate la Iglesia de Jesús, perseguida por el imperio pagano de Roma.

4. En las epístolas de san Juan el nombre de anticristo designa exclusivamente una realidad actual: quienquiera que niegue que Jesús es Cristo, negando así al Padre y al Hijo 1Jn 2,22, quienquiera que no confiese a Jesucristo venido en la carne 1Jn 4,3 2Jn 7, ése es el seductor, el anticristo. Juan hace claramente alusión a los herejes y a los apóstatas, en los que se realiza ya la apostasia anunciada por Jesús y a que se refiere Pablo. La escatología está, pues, actualizada; pero el drama presente de la fe debe comprenderse en función de una perspectiva más vasta, de la que el Apocalipsis da una evocación completa.

La doctrina del anticristo es cosa muy misteriosa. No se entiende sino en función de la guerra secular, en que Dios y su Cristo se enfrentan con Satán y sus fautores terrenales. Por la doble vía de la persecución temporal y de la seducción religiosa tratan éstos de hacer abortar el designio de salvación. Sería un error tratar de poner nombres propios a cada uno de los símbolos que sirven para evocar su presencia; pero quienquiera que actúe como ellos, participa en cierta medida en el misterio del anticristo. Ahora bien, esta empresa se proseguirá sin reposo en todo el transcurso de la historia, situando a los hombres en el interior de una lucha, en la que ningún medio humano es capaz de triunfar. Pero donde fracasan los hombres vencerá el cordero Ap 17,14, y sus testigos participarán en su victoria Ap 3,21.

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