Los Santos y los Ángeles: San Francisco de Regis

SAN FRANCISCO DE REGIS (1597-1640) tenía mucha devoción a los ángeles y, especialmente, a su ángel custodio, al que le encomendaba todas sus buenas obras para que las presentara ante Dios. No pasaba nunca junto a una iglesia sin invocar al ángel guardián de la iglesia o de la parroquia y a los ángeles de sus habitantes. Igualmente, cuando pasaba junto a un cementerio, se encomendaba a los ángeles de todos los difuntos enterrados allí y oraba por ellos, enviándoles su bendición sacerdotal.

Un día, pasaba por una calle, cuando una mano invisible lo detuvo y no podía caminar. En ese momento, desde la ventana de una casa vecina le pidieron a gritos que subiera, pues había una persona moribunda. Él subió a la casa y escuchó en confesión al moribundo y le dio los últimos sacramentos. Él nunca dudó que había sido su ángel quien le había detenido para que pudiera atender a aquel enfermo a bien morir.

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