SAN ANTONIO MARÍA DE CLARET (1807-1870) escribe en su Autobiografía:
El infierno me hacía una gran persecución, pero era muchísimo mayor la protección que recibía del cielo. Yo conocía visiblemente la protección de la Santísima Virgen y de los ángeles y santos. La Santísima Virgen y sus ángeles me guiaron por caminos desconocidos, me libraron de ladrones y asesinos y me llevaban a puerto seguro sin saber cómo [1].
[1] Autobiografía, Ed. Claret, Barcelona, 1985, p. 231.