EL ÁNGEL LIBERADOR
Metieron a los apóstoles en la cárcel pública. Pero el ángel del Señor les abrió de noche las puertas de la prisión (Hech 5, 19).
También san Pedro estaba en la cárcel y se le presentó el ángel del Señor. La celda se llenó de luz y el ángel despertó a Pedro, a quien dijo: Cíñete y cálzate las sandalias. Así lo hizo. Añadió: Ponte el manto y sígueme. Y salió siguiéndole… Salieron (de la cárcel) y anduvieron hasta el final de una calle. Y, de pronto, el ángel lo dejó (Hech 12, 7-10). El ángel lo libró de las cadenas y también nos puede librar a nosotros de la cadena de la droga, del alcohol, de la pornografía o de cualquier otro vicio.
Pidamos ayuda a Dios y a nuestro ángel, sin olvidar a María, que es nuestra Madre.