EL ÁNGEL DEL DESIERTO

EL ÁNGEL DEL DESIERTO

En la historia de Agar, esclava de Sara, la esposa de Abraham, se nos dice que Agar huyó al desierto, porque Sara la maltrataba. Un ángel de Dios se le presentó junto a una fuente de agua. Y el ángel le aconsejó que volviera a casa de su señora (Gén 16). Pero, cuando nació su hijo Ismael, hijo de Abraham, Sara se sintió celosa y mandó que se fuera de la casa. Ella estuvo vagando por el desierto, desesperada, buscando agua, porque el niño se moría de sed y lloraba mucho. Entonces, el ángel se le vuelve a
aparecer de nuevo y le dice: No tengas miedo, porque Dios ha escuchado la voz del niño… Y le abrió los ojos y vio un pozo de agua. Fue y llenó el odre de agua y dio de beber al niño (Gén 21, 17-19).

Los ángeles pueden presentarse de parte de Dios para salvarnos del desierto de la soledad o de la incomprensión. Otras veces, los ángeles pueden inspirar a alguien que se presente a ayudarnos y sea como un ángel que solucione nuestro problema. Los ángeles nos levantan el ánimo y nos ayudan a sobreponernos a las dificultades para cumplir nuestra misión.

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