EL ÁNGEL DE LA ALEGRÍA
Aquella noche de Navidad, un ángel se apareció a los pastores y les comunicó la gran noticia del nacimiento del Salvador. El ángel estaba tan contento que se puso a cantar y a alabar a Dios con una multitud del ejército celestial, diciendo: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 13-14). Cuando estemos especialmente alegres, unámonos a los ángeles para cantar y alabar a Dios con ellos y agradecerle por todos los beneficios recibidos. No olvidemos que los ángeles anunciaron a María Magdalena y a las buenas mujeres la gran alegría de la resurrección de Jesús (Mt 28, 1-8; Mc 16, 1-8; Lc 24, 1-10; Jn 20, 1-10). Recordemos lo que dice Jesús: En el cielo hay mucha alegría entre los ángeles de Dios por un sólo pecador que se convierte (Lc 15, 10). Por eso, procuremos mejorar nuestra vida y amar cada día más a Dios y digamos con el salmo: En presencia de los ángeles cantaré para ti, Señor (Sal 138, 1).