ÁNGELES EN ACCIÓN

ÁNGELES EN ACCIÓN

Hay ángeles cocineros, agricultores, traductores,… Cualquier trabajo que desarrolla un ser humano lo pueden hacer ellos, cuando Dios se lo permite, especialmente con quienes los invocan con fe.

En la vida de san Gerardo Mayela, se cuenta que, estando encargado de cocinar a la Comunidad, un día, después de comulgar, se fue al oratorio y se quedó tan extasiado que, cuando se acercaba la hora de comer, un hermano fue a buscarlo para decirle que todavía no estaba ni siquiera encendida la cocina. Y él le respondió: Los ángeles velan sobre ello. Tocaron para ir al comedor y vieron que todo estaba preparado y a punto [1].

Algo parecido me cuenta una religiosa italiana contemplativa: Estábamos yo y la hermana María en un pueblecito de Valencia (Venezuela), viviendo unos días en la casa del párroco, pues el pueblo no tenía párroco y el obispo nos había prestado la casa hasta que encontráramos un terreno para construir el monasterio.

Sor María estaba en la capilla, preparando las antífonas de la liturgia, y yo estaba preparando la comida. A las 10 de la mañana me llama para que oiga su composición musical de la antífonas. El tiempo va pasando sin darme cuenta y yo pienso en las vainitas, que todavía no he limpiado, en el agua que estará ya hirviendo… Son las 11,30 y a las 12 tenemos el rezo de sexta y, después, la comida. Cuando regreso preocupada a la cocina, me siento maravillada: las vainitas están preparadas y ya cocinadas en el “punto justo”. Todo limpio y los deshechos en la bolsa de la basura, el agua hirviendo… Me quedo estremecida. ¿Quién lo hizo, mientras yo estaba en la capilla con la hermana María, si sólo estamos las dos de Comunidad y nadie ha podido entrar? ¡Cómo le di las gracias a mi ángel, a quien siempre invoco! Estoy totalmente segura de que fue él quien hizo de cocinero en esta oportunidad. ¡Gracias, ángel de mi guarda!

San Isidro Labrador

San Isidro Labrador

San Isidro labrador iba a misa todos los días y dejaba el campo y los bueyes al cuidado de los ángeles y, cuando regresaba, el trabajo estaba ya hecho. De modo que un día su amo fue a ver qué pasaba, pues le habían dicho que Isidro iba a misa todos los días y dejaba de trabajar. El amo vio, según algunos, a dos ángeles trabajando con los bueyes y se quedó admirado.

El santo Padre Pío de Pietrelcina decía: Si la misión del ángel guardián es grande, la del mío es ciertamente más grande, pues debe servirme de profesor y explicarme otras lenguas [2].

En el caso de algunos santos confesores, el ángel les recordaba los pecados olvidados de los penitentes como se cuenta, especialmente, en la vida de san Pío de Pietrelcina y del santo cura de Ars.

En la vida de san Juan de Dios, y de otros santos, se refiere que, cuando estos santos no podían realizar sus tareas ordinarias por estar en éxtasis, dedicados a la oración o fuera de casa, su ángel les suplía y tomaba su figura. La Venerable María de Jesús crucificado afirma que, cuando veía a los ángeles de las hermanas de su Comunidad, los veía con la figura de las hermanas que custodiaban. Tenían su rostro, pero con una gracia y belleza celestial [3].

[1] Miracles de saint Gèrard Majella, Ed. Benedictines, p. 40.
[2] Allegri, L`Evangile de Padre Pio, Ed. Médiaspaul, p. 136.
[3] Vie de Soeur Marie de Jésus crucifié, Ed. saint Paul, 1927, p. 112.

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